España ocupa hoy una posición secundaria en el orden internacional. La Política Exterior española, en las últimas décadas, nos ha situado en una situación dependiente, tanto de la gran potencia hegemónica, los EEUU, como del grupo dirigente de la Unión Europea.
En las últimas décadas la Política Exterior española, que sustenta el espejismo de contar en el panorama internacional mediante el envío de costosísimas expediciones militares, pese a la enorme profesionalidad de un cada vez más reducido número de funcionarios diplomáticos, ni ha conseguido consolidar el peso de España en la Unión Europea, ni formar parte de uno de los ejes de decisión en el seno de la UE, ni construir un sólido frente ante las aspiraciones expansionistas marroquíes.
El proceso de desintegración y desvertebración nacional también se ha dejado sentir en el ámbito de la Política Exterior. A lo largo de los últimos años hemos asistido a una carrera, por parte de las autoridades autonómicas, para adquirir visibilidad internacional, prácticamente suplantando, en muchos casos, al Estado.
AES defenderá la exclusividad del Estado en materia de Política Exterior y denunciará, constantemente, el menoscabo de soberanía que supone la injerencia de los gobiernos autonómicos (apertura de paraembajadas por parte del nacionalismo) en este terreno.
AES proclama como principios irrenunciables la soberanía, integridad, libertad e independencia de todas las naciones; por lo que denunciará lo que de coercitivo y restrictivo tiene el denominado proceso de globalización y la llamada ideología mundialista.
AES, firme defensora de la identidad y la soberanía nacional, trabajará por la refundación de la UE sobre la idea de la Europa de las Patrias que rompa la deriva eurocrática en que está inmersa.
AES, en esta línea, es partidaria de la renegociación de los actuales acuerdos suscritos con la OTAN, los EEUU y la UE en todo aquello que suponga una subordinación al mundialismo y la pérdida de Identidad, Libertad e Independencia.
Alternativa Española quiere que la Política Exterior española inicie un giro significativo. España debe ser un elemento activo en la transformación del orden internacional a través de su proyección natural y universal que es la Hispanidad.
El mundo hispánico, uno de los grupos humanos numéricamente mayores, con influencia real en países como los EEUU por su peso creciente, carece de una influencia política y cultural correlativa a su fuerza demográfica. Las Cumbres Iberoamericanas, que desde 1992 vienen sucediéndose, son meras reuniones publicitarias sin mayor concreción de orden práctico.
Debe ser objetivo prioritario de la Política Exterior española, por encima del partidismo, la creación y fortalecimiento de un organismo supraestatal que, sobre la base de la igualdad y el respeto mutuo, coordine las iniciativas de cada estado hispánico en los foros internacionales, les procure respaldo recíproco y promueva la solución amistosa y negociada de los diferendos que, entre dos o más estados, puedan surgir. Igualmente ha de aspirarse al establecimiento de un área hispánica de libre comercio.
AES quiere que, dejando a un lado el humo socialista de la Alianza de Civilizaciones, España incremente su papel en las conferencias y grandes foros internacionales.
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